Mitos






Mito 1: El uso de barricas muy antiguas mejora la calidad del vino.

Cuando la barrica es nueva, aporta muchísimo al vino, a medida que vamos utilizándola cada vez aporta menos, hasta que llega el momento que se convierte en un mero recipiente.


Mito 2: Es lo mismo un clarete y un rosado.

En ambos casos partimos de uvas tintas o de mezcla de uvas tintas y blancas. Es de la uva tinta de donde extraen su color. En el caso del rosado es el mosto, es el líquido sin la piel, el que termina la fermentación. En el caso del clarete, la fermentación se inicia con la piel, como si fuésemos a elaborar un tinto pero antes de que esta termine separamos el líquido de la piel, ese líquido termina de fermentar como si de un rosado se tratara.


Mito 4: Los mejores vinos se elaboran en bodegas pequeñas.

Hoy en día, no tiene sentido asociar tamaño de bodega con calidad de vino. Hacer un gran vino es una cuestión fundamentalmente de filosofía de trabajo, de meticulosidad, de tomar pequeñas decisiones y de estar pendiente de pequeños detalles.


Mito 5: Se adicionan aromas al vino.

Nunca se añaden aromas al vino, todos sus aromas son naturales. Dependiendo de su origen, los llamamos de diferente manera. Los aromas primarios son los que trae consigo la uva, los aromas secundarios son los adquieren el transcurso de la fermentación porque se producen durante la misma. Y por último, los aromas terciarios son los que desarrollan en los proceso de crianza, tanto en barrica, como en botella.

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